martes, 10 de mayo de 2011

Marte.

Era un día cualquiera, de esos en los que todo parece normal y nada importa a nadie. El sol del atardecer pintaba las nubes de un color rojizo, y yo pintaba suavemente en el cuaderno cuando el tiempo se detuvo justo al verle.

-Bueno, ¡un zombie! ¿se puede saber que has estado haciendo? ¿te han pegado?-bromeé.

-Si, me siento como si me hubiesen dado una paliza- me contestó el, burlón.

-Lo siento, he sido yo que he venido a pegarte viendo que tardabas- el, en costestación se abalanzó encima mio, torturándome a base de cosquillas, algo que me encantaba, aunque nunca le decia.-no, ahora enserio- dije, riéndome- ¿que te pasa?

Nos incorporamos lentamente, mirándonos.

-Nada, que me he dormido y me he despertado en Marte- dijo, muy serio.

-Anda! ¿y hace buen tiempo?, esque queria ir ahí en vacaciones- lo vacilé, sabia que se hacia el ofendido siempre, pero que, al fin y al cabo, le gustaban tanto como a mi estos momentos en los que fingia que se enfadaba y yo, dulcemente, le pedia perdon, y el me perdonaba, por supuesto.

-Claro, hoy hacia tormenta, pero normalmente hace buen tiempo- nos reimos con ganas.

-Entonces.. ¿me invitas a Marte?-inquirí

-¡Pues claro! ¡Tendrias que ver las fiestas que montan los marcianos!

-Ah, ¿que nos vamos de fiesta?

-No, nos fugamos a Marte.

Nos reímos ambos y me abrazó.

-¿Sabes que?- susurró.

-Sorpréndeme- contesté, dulcemente.

-Los tres metros sobre el cielo, se nos quedan cortos.


Y en ese momento me abrumó la verdad en sus palabras, y como tantas otras veces, me perdí en sus ojos, ignorando el rojo cielo que nos rodeaba.


"¿Dónde te has escondido todo este tiempo?"

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