sábado, 4 de junio de 2011

Y así nacen los sueños

Debo admitirlo, le queria. Mucho. Tal vez demasiado.
Era una de esas personas que en muy poco tiempo se clavan en tu alma y se quedan un trocito de tu corazón. Haciendote quererle sin darte cuenta.

Un día cualquiera, en un bar normal, nada del otro mundo, pero fue una mirada, un frenesí de sentimientos, un pensamiento de que ya nos conocimos en otra vida. Eso estaba claro.

Y me encantaba. Me encantaba su sonrisa, su mirada, cada vez que nos vimos, y repetiamos esos mismos sentimientos sin precendetes; su forma de hacer encajar su mano con la mia, cada palabra que decia, la forma en la que nos sentiamos como si nos conociesemos desde siempre, aunque no fuese así.

Y le quise como a nadie, y compartimos momentos de sinceridad, de risas, de pecados.. Y se clavó en mi mente, y me hizo feliz con solo recordarte.. Y aún así habra gente que dudara si alguna vez nos tuvimos algo más que cariño, o compartimos algo más que unas copas.

Toda historia tiene un principio y un final, aunque no sea siempre en ese orden.

Nos conocimos en el final de una historia, y cuando pudo empezar la nuestra, nos vestimos de corderos, nos asustamos, y lo dejamos en un: "algun dia podrá ser".

Pero esas palabras no eran el final de nada, sino el principio de nuestra historia, y al pensarlo, sonreí.



"Demasiado bonito para ser real,

demasiado real para ser bonito"

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