viernes, 30 de diciembre de 2011

Our Own sky


Abrí los ojos y me esforcé en levantarme, consiguiendo ver así sobre las vaporosas las sábanas, que se asemejaban a nubes, o algodones de azúcar. Le vi sentado en el borde de la cama, mirándome. Estaba guapo incluso recién levantado. Me sonrió, y esa sonrisa consiguió parar mi corazón durante unos cuantos segundos.
-¿Que estabas soñando? Balbuceabas palabras en sueños- me dijo, de repente.
-Nada- dije, tapándome con la manta, me abrazó y besó la frente- Una pesadilla, creo-Se levantó de repente- ¿Te vas?- el pánico cruzó mi mente por un momento, creyendo que esa pesadilla se cumplía.
-No, voy a prepararte el desayuno, por cierto, he leído esto - dijo, tirándome un cuaderno encima, me fijé en cual era, y enrojecí, pero me calló en cuanto supuso que iba a recriminarle esa acción- Me gusta como escribes, ¿Has escrito sobre mi en alguna de esas páginas?
-Eso nunca lo sabrás- le dije, sonriendo pícaramente, se quedó mirándome, con cara de decepción- ¿Y mi desayuno?- añadí, cambiándole de tema.
-Ahora mismo- dijo, esbozando esa sonrisa que tanto me gustaba, justo antes de besarme- Por cierto, estas preciosa por las mañanas.
Me encantaba despertarme en el séptimo cielo, junto a nuestras nubes improvisadas y su sonrisa, que podía iluminar todo mi mundo.

domingo, 11 de diciembre de 2011

.. y se muere si le faltas*

¿Sabes lo que más me gusta de los domingos? Que son eternos, tal vez eso debería ser malo, pero no es así.

Me encanta entretenerme, pasarme horas dibujando corazones en tu espalda, o las horas que te pasas tu dibujándolos en la palma de mi mano, mientras miramos una película de esas de las que siempre te quejas con el plan peli-manta-palomitas; me encanta dar pasos de astronauta en todos y cada uno de tus lunares, besarte el cuello y que te dé un escalofrío.
Y en esos momentos, en los que te veo sonreír sin darte cuenta, es cuando hago un pacto, si, entre tu sonrisa y yo, para que nunca desaparezca, y yo, a cambio, le regalo todas y cada una de mis noches de serenidad, de insomnio, de pensamientos constantes; y le prometo mil y un domingos más juntos.

viernes, 9 de diciembre de 2011

Manières

Me acostumbré a tu sonrisa de niño bueno(o de chico malo), a tu forma de sentir, a tu forma de dibujar un beso fugaz en mis labios, a ese tatuaje en tu espalda. Me acostumbré a perderme en el azul de tus ojos, a tu forma de cantarme al oído, a tu particular forma de poder hundirme con tan solo una palabra.

Me acostumbré a esa idea de futuro que tenia contigo, a tus detalles, a tus “Hola” y tus “Adiós, princesa”, me acostumbré a empezar a desabrocharte esa camisa negra por el primer botón(y seguir por el segundo, el tercero,..).
Hasta que me di cuenta de que tan solo te quería ya por costumbre.