viernes, 30 de diciembre de 2011

Our Own sky


Abrí los ojos y me esforcé en levantarme, consiguiendo ver así sobre las vaporosas las sábanas, que se asemejaban a nubes, o algodones de azúcar. Le vi sentado en el borde de la cama, mirándome. Estaba guapo incluso recién levantado. Me sonrió, y esa sonrisa consiguió parar mi corazón durante unos cuantos segundos.
-¿Que estabas soñando? Balbuceabas palabras en sueños- me dijo, de repente.
-Nada- dije, tapándome con la manta, me abrazó y besó la frente- Una pesadilla, creo-Se levantó de repente- ¿Te vas?- el pánico cruzó mi mente por un momento, creyendo que esa pesadilla se cumplía.
-No, voy a prepararte el desayuno, por cierto, he leído esto - dijo, tirándome un cuaderno encima, me fijé en cual era, y enrojecí, pero me calló en cuanto supuso que iba a recriminarle esa acción- Me gusta como escribes, ¿Has escrito sobre mi en alguna de esas páginas?
-Eso nunca lo sabrás- le dije, sonriendo pícaramente, se quedó mirándome, con cara de decepción- ¿Y mi desayuno?- añadí, cambiándole de tema.
-Ahora mismo- dijo, esbozando esa sonrisa que tanto me gustaba, justo antes de besarme- Por cierto, estas preciosa por las mañanas.
Me encantaba despertarme en el séptimo cielo, junto a nuestras nubes improvisadas y su sonrisa, que podía iluminar todo mi mundo.

1 comentario:

  1. Esas mañanas perfectas en la que solo saber que está ahí hace que todo este bien.

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