domingo, 25 de marzo de 2012

A song would last forever ∞

Abrí la maleta con una mano, mientras con la otra sujetaba la toalla, cogí la primera camiseta que encontré y me la puse rápidamente. Me acerqué a la ventana, y observé el cielo: ya era de noche, pero no había estrellas.
-¡Mira, la torre Eiffel! ¡Acaban de iluminarla!- se acercó rápidamente a la ventana, y se situó detrás de mi, abrazándome por la cintura.
-La iluminan 10 minutos cada hora- se quedó en silencio, mirándome, y le respondí de la misma forma- Se te pone carita de cría ilusionada, me encanta- dijo, de repente.
-Idiota- pronuncié esa palabra lentamente, recalcándome, a la vez que le hacía una mueca, y susurré un "no sabes ser romántico ni en un lugar como este" a lo que él respondió con una carcajada. "Es preciosa" musité, a la vez que me di cuenta de que se había ido de mi lado.
-La verdad es que si- dijo, mientras rebuscaba en la maleta- por algo la llaman la ciudad de la luz.
-Del amor, es la ciudad del amor- le contradije, a la vez que le pasaba el mechero.
-De la luz- enfatizó, mientras encendía las velas-¿Ves?- me preguntó, señalándolas con un gesto cómico.
Me alejé de la ventana, me acerqué a él y le besé, mientras me separaba tan solo unos milímetros para susurrarle "del amor, ¿No crees?", a la vez que le desabrochaba el primer botón de su camisa. Ambos sonreímos.
Me encantaba viajar.
La via en rose

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