martes, 30 de diciembre de 2014

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Hoy he recordado esa sensación de nostalgia de un tiempo pasado. Un gran escritor dijo una vez que el paso del tiempo acostumbra a dar un toque cómico a lo que tan sólo fue dramático, y tal vez tenga razón y con el tiempo tendamos a olvidar las partes malas y a recordar el lado bueno de las cosas, a pesar de que en su momento fuese algo duro.
Sin embargo, yo no soy partidaria de creer que se olvide la parte mala, tal vez solo sea que no se le da la importancia suficiente a un momento hasta que se convierte en un recuerdo. O que en el mismo momento nos aferramos a lo malo como excusa, buscando una justificación por la que abandonar -porque si haces algo que realmente quieres no sientes esa necesidad de justificarte.
Tal vez sean las navidades, que sacan esa parte ñoña que todos tenemos y nos hacen prometernos que en el próximo año seremos mejores versiones de nosotros mismos, junto con otras metas, pero aquí viene uno de mis propósitos de año nuevo: darle más importancia a aquello que ocurre en el mismo momento, sin esperar a que pase el tiempo para valorar aquello que me rodea (y sí, suena todavía más cursi de lo que esperaba).



¿Cuales son vuestros propósitos?



domingo, 30 de noviembre de 2014

30 de noviembre

"En ocasiones, para ganar, hay que saber perder". 
Debo admitir que siempre me ha resultado una frase ridícula. Tienen razón, aprendemos a perder a base de errores, pero nadie suele enseñarnos a ganar.
Y sí, es así, debemos aprender a perder, a fingir ser quienes no somos para conseguir ser quienes queremos. Sin embargo, se le da mucha importancia a marcarnos límites cuando algunas personas lo empiezan todo desde los extremos.
Ella era una de esas personas, comenzaba siempre desde sus limites. Era inconformista y ambiciosa.
"Siempre llegas a tiempo para conformarte, cariño", murmuró una vez, mientras se encendía un cigarro. Y tenía razón.
Era amante de forzar las cosas, de tirar de la cuerda y de lanzarse al vacío, esperando que siempre hubiese algo o alguien que estuviese allí para parar su caída. Y en ocasiones era ella misma quien lo hacía.
Tenía la confianza que en ocasiones le faltaba, y nunca se avergonzó de ello.
"No temas dejarte llevar," me dijo "pero reflexiona antes de tomar decisiones, porque no hay nada más cruel que culparte por tus propias acciones".

martes, 4 de noviembre de 2014

4 de noviembre

Empiezo a pensar que a algunas personas deberían enseñarles la diferencia entre atracción y amor. O tal vez sea yo quien se equivoque, pero creo que probablemente así entenderían la intensidad de unos sentimientos que han causado que tantas personas hayan gastado su vida tratando de describirlos en palabras.
Que no es que yo tenga miedo a sentir, es solo que intento no confundir las sensaciones con sentimientos, porque creo que las primeras siempre se terminan con la misma facilidad con la que llegan. Y con ello no estoy diciendo que un sentimiento no pueda llegar de una forma fugaz e inesperada, pero para mí, cuando se habla de sentimientos, se convierten en algo más duradero.
Que sí, que yo también me equivoco a veces. Solo a veces. Que tal vez solo se haya escondido mi lado sensible y el realista se encuentre en un punto álgido. Y que el otoño tal vez me recuerde a personas que trajeron consigo esos sentimientos y de los cuales me costó mucho desprenderme.
Pero te aseguro que para mi, si te hizo sentir algo, si sacaste algo bueno incluso de las partes malas, fue una experiencia que valió la pena. Sin ninguna duda.

domingo, 2 de noviembre de 2014

I could show you incredible things

Siempre me ha parecido increíblemente adorable como alguien es capaz de recordar esos pequeños detalles sobre ti. Cuando se toman su tiempo y esfuerzo para sorprenderte con cosas que tan siquiera recuerdas haberles contado, e incluso son capaces de usarlas en tu contra, para hacerte volver a ser tu mismo.
Recuerdo perfectamente el día en que agradecí tener en mi vida a alguien que recordaba detalles tan insignificantes sobre mí, que ni yo misma me había percatado de ellos. Y luego pensé que apenas tenía recuerdos anteriores a conocer a esa persona, y que tal vez me conocía más que yo misma.
Que sí, que suena cursi, y ese es uno de esos ejemplos en que escribo sobre amor hablando sobre amigos, pero dicen que solo debes hablar de aquello que conoces, y hay pocas cosas que conozca tanto como a ellos. 

viernes, 26 de septiembre de 2014

Cuando asumas tus debilidades, nadie podrá usarlas en tu contra.

Me miró a los ojos y me dijo:
"Siempre me ha parecido enigmático y extraño el hecho de leer."
Vió la confusión en mis ojos y se explicó.
"Un gran autor dijo una vez "La historia es siempre un relato unilateral de los hechos", nadie va a contar nunca aquello malo que hizo en su pasado, o por lo menos esa es la regla general. Pero siempre, cuando lo cuentan, cuando lo escriben, le dan un perfil propio. Creo que esa es la parte que se transmite. No la historia en sí, sino su huella.
Soy una persona influenciable y no me avergüenzo de ello. Dejo que las emociones me afecten, que me cambien, porque sentir es una de las mejores partes de la vida.
Por eso mismo me encanta leer, porque nuestros ojos son capaces de ver distintos símbolos en un texto, de interpretarlos, de crear un escenario en nuestra mente. Y esa impresión será distinta en cada persona, pero mantendrá siempre misma esencia.
Esas impresiones, esos giros que se le puede dar a un mismo texto, a una misma historia, dependiendo del humor de cada persona y su situación, son los que hacen cualquier percepción mucho más intensa.
Y para mí, esa es una de las mejores sensaciones que pueden tenerse".
Guardé silencio durante unos segundos, observando el mar a nuestro alrededor. Finalmente, le pregunté:
"¿Vas a escribir sobre este momento?".

jueves, 4 de septiembre de 2014

4 de septiembre

Para mi, cuando imagino a una persona que quiero en mi vida -y no me refiero solo en el sentido romántico-, no me imagino su rostro o su carrera, me imagino como me siento cuando estoy con él/ella.
Alguien inconformista, ambicioso, o que lo sea almenos tanto como yo. Que me estremezca, y que sepa como hacerlo. Alguien que entienda que yo solo escriba dos puntos suspensivos, y no tres, sin explicación alguna. Que a pesar de no contar con un manual de vida, quiera improvisar con todas sus fuerzas como vivir.
Alguien que entienda que no me guste estar sola, pero que disfruto de un tiempo en que yo misma soy mi única compañía. Alguien que no necesite decir las cosas por instagram ni facebook, sino que sepa demostrarlos. Que entienda que me guste el mar -y también la montaña-, y que en ocasiones puedo ser muy indecisa. Que no soporto que se crean que soy una chica que solo ve pelis ñoñas. Que sepa lo que es sentir y que diga aquello que sienta.
Alguien que pueda ofrecerme la fuerza que me falta en algunos momentos. Que conozca a Nuria y también a N. Que entienda que puedo cometer errores, que puedo ver algo con mis propios ojos.. y sin embargo no creérmelo, que en ocasiones me rompo y en otras soy fuerte.
Alguien que consiga que perderme en sus ojos sea mi única forma de encontrarme (y ésto sí, va en el sentido más romántico que soy capaz de escribir).


lunes, 4 de agosto de 2014

Fuegos artificiales.

Ni siquiera recuerdo el día en que le conocí. Tal vez sea porque nunca pensé que se convertiría en una persona tan importante en mi vida, o simplemente porque hace tanto tiempo que no recuerdo esos pequeños detalles como son las fechas, pese a que normalmente les dé mucha importancia.
Tenía, tiene, los ojos más azules que he llegado a conocer. Y esa peculiar capacidad de poder sacar lo mejor y lo peor de mi.
Era de esa clase de personas que se compran un café en los días fríos con el único fin de calentarse las manos. Me enseñó que si no luchaba por lo que quería, no valía la pena llorar por aquello que había perdido y que en ocasiones lo que echas de menos son ciertos recuerdos, y no a la persona que aparece en ellos (y que confundir estos dos conceptos podía ser doloroso).
Tenía los ojos azules, muy azules, y verle me hacía pensar en que así debían ser aquellas personas sobre las que se escribían canciones. Impredecibles, dulces y catastróficas. Aquellas que agradeces tener en tu vida cuando te das cuenta de lo difícil que es despedirte de ellas, cuando recordarlas es tan fácil como saberse la letra de tu canción favorita.
Recuerdo que un dos de agosto me dijo "¿Sabes? Es curioso lo poco que valen las palabras cuando llegan demasiado tarde". Y tenía razón.

lunes, 7 de julio de 2014

XX

Hace unos días me entretuve en leer palabras que escribí hace tiempo. Gasté horas embriagándome de frases y sentimientos que ahora se me hacen lejanos. O cercanos, tal vez. Ni yo misma lo se.
Debo reconocer que me sentí confusa, emocionada y feliz. Todo a la vez. Y del mejor modo posible.
Traté de atrapar mis propios pensamientos, buscando alguna explicación lógica a tantos cambios en estos últimos doce meses, y me frustró no encontrar ningún razonamiento con sentido (aunque frustrarme tampoco tenga demasiado mérito).
En este último año han cambiado tantas cosas que a veces dudo sobre seguir siendo la misma persona de antes. O sobre si sigo siendo esa misma persona a pesar de no seguir igual.
Supongo que son cosas que pasan. Que maduras poco a poco y te das cuenta de repente, como casi en todo. Y cuando te das cuenta algo dentro de ti se rompe, o se enciende, depende de como quieras verlo.
He aprendido que solo si corres el riesgo de ir demasiado lejos, aprendes realmente donde están tus límites, hasta donde eres capaz de llegar, y no creo que eso sea malo, en absoluto. También he aprendido que si realmente algo no te importase tanto no perderías tiempo hablando de ello, escribiendo sobre ello o simplemente pensándolo. Que el hecho de que no entiendas algo no implica que esté mal. Que el tiempo es una excusa para alargar algo que sabes que va a terminar.
Y que madurar implica entender que no todas las historias tienen un final feliz, pero que ello no las despoja de haber sido una experiencia inolvidable.

Debo reconocer que he llegado a una conclusión que me ha hecho fascinarme conmigo misma: No tengo ni idea de lo que estoy haciendo en la mayoría de aspectos de mi vida.
Y es una sensación maravillosa.

viernes, 6 de junio de 2014

One day, we will be remembered.

Todavía recuerdo la primera vez que escribí un texto de amor sobre mis amigos, como la mayor parte de gente a mi alrededor se confundió.
Tal vez no fuese el mejor motivo para escribir aquellas palabras, o no fuese exactamente lo que sentía (y creo que ésto responde a la pregunta de si todo lo que escribo es lo que realmente siento), pero puedo asegurar que esa sensación inspiró algunas de las frases más bonitas que he tatuado alguna vez sobre un papel. Fueron palabras simples y sinceras, y eso es lo que importa.
En ocasiones, creo yo, no tiene porque estar todo justificado y planificado, no tiene porque ser todo blanco o negro. No tienes porque hablar solo sobre amor en el sentido más romántico de la palabra, en mi opinión tiene muchos más sentidos. Al igual que el hecho de que algo haya terminado no quita que fuese una experiencia realmente hermosa, porque hubo un tiempo en el que era exactamente lo que querías.
Y reconozco que hace un tiempo que ya no siento la necesidad de escribir del mismo modo que antes, que busco recordar sentimientos con mis palabras, o que escribir simplemente sirve para evitar que las pronuncie. Sin embargo, aún así, me sigue pareciendo una buena forma de expresarse.

sábado, 10 de mayo de 2014

Séptimo tequila.

Hay días en que siento la necesidad de escribir, me reconforta hacerlo, pero no se realmente por donde empezar.
Creo que son cosas que ocurren cuando echas de menos a alguien, o has perdido a alguien, o tal vez tratas de olvidar a una persona (frase que, por cierto, siempre me ha parecido ridícula, porque nunca vas a conseguir olvidar a alguien si estás pensando en ello). Y sencillamente no tienes claro como deberías sentirte al respecto, porque no se trata solo de un sentimiento, sino de una mezcla caótica de sensaciones.
Que reconozco que duele, joder. Que a veces te pilla desprevenido, te quitas la coraza y entonces ocurre. Y en otras ocasiones vas perdiendo piezas hasta que no queda nada.
No trato de decir que todo se olvide (aunque en ocasiones sea así), que el tiempo pasa y que no hay porque derrumbarse. Cada uno tiene su propio método de enfrentarse a sus tormentos, a sus propias sensaciones, y yo soy partidaria de sentirlas, de experimentar el dolor y tratar de superarlo, de llorar, de romperse y reconstruirse luego. Lo que trato de decir es que está bien dejarse doler lo necesario, si es con el fin de superar un sentimiento. Porque es una sensación y, como tal, dejará de arder en algún momento.
Lleva tiempo. Eso sí.

Deberíamos aprender a dejar de mentirnos. Entender que si seguimos hablando sobre ello, es porque sigue importándonos.
Sin embargo, estoy segura de que cuando alguien se convierte solo en palabras, se queda en eso -y, en mi opinión, es la mejor forma de ser recordado-.

martes, 22 de abril de 2014

Love doesn't count after goodbye

Querido,

Se que ésta no es la mejor forma de iniciar una carta, pero tampoco tengo claro que se trate de una.
Es una forma de decirte, mi forma de decirte, que no trataré de despedirme, porque nunca se me han dado bien las despedidas, ni de darte un "hasta luego" del que no estoy completamente segura. Pero puedo jurar que espero que en algún momento, uno mejor, nuestros caminos vuelvan a cruzarse. Que hayamos cambiado, pero sigamos siendo las mismas personas.
Y en ese momento sea capaz de decirte la falta que me has hecho, y todas esas palabras que han sido miradas en algún instante.
Supongo que se me da mejor escribir las palabras que pronunciarlas. Que prefiero las distancias a los finales. Y que espero que entiendas que tampoco tengo claro como pasar la última página.
Porque si algo tengo claro es que, a pesar de haber sido uno de esos libros en que no puedes evitar querer leer más y avanzar, no fui capaz de ver que cada página se encontraba más cerca del final.



sábado, 5 de abril de 2014

Otro abril.

Hay frases de películas, libros o canciones que te marcan, que recuerdas a pesar del tiempo y pueden encontrarse en la banda sonora de tu vida.
Esas frases, al menos a mi, me han guiado en momentos difíciles, llenos de dudas, o simplemente han sido la compañía más acertada en algún momento. Esa clase de momentos en que una emoción te hace pasar de 0 a 100 kilómetros por hora, en que algo te estremece o hace que se sientas ridículo, frustrado, feliz o confuso.
Esa clase de emociones que te enseñan a vivir, a sentir poco a poco y darte cuenta de repente. Y luego tal vez desaparecen de forma tan espontánea como han llegado a tu vida, sin dejar un rastro que seguir para volver a ellas.
Tal vez algún día sea capaz de escribir un libro entero sobre emociones más maduras, sobrias y duraderas (aunque nunca he creído que sea de esas personas que abandonan lo que sienten o piensan cada par de amaneceres), si llego a descubrirlas, pero por el momento me conformo con escribir sobre emociones traicioneras, intensas, confusas (y tan simples que ni siquiera te esfuerzas en entenderlas).




Creo que una de esas frases es: "Y rompí a llorar. Me encanta esa expresión. No se dice rompí a comer o rompí a caminar. Rompes a llorar o a reír. Creo que merece la pena hacerse añicos por esos sentimientos". -Albert Espinosa
¿Cuáles son las vuestras?

miércoles, 19 de marzo de 2014

19 de marzo

Cuanto más tiempo pasa, más consciente soy de como puede llegar a conocerse uno mismo.
He descubierto que soy experta en puntos suspensivos y en historias que nunca terminan de acabar (valga la redundancia). Que escribir para mi es como una especie de autocrítica, una forma de analizarme. Que no quiero conformarme con algo si se que puedo conseguir un mejor resultado, una mejor experiencia.
No es que sea inconformista. Sin embargo, no creo que la vida consista en conformarse con aquello que viene dado, en vivir ajeno a tu propia vida, sin pensar en aquello que sientes o intentar entender tus propios miedos. Porque tener valor, ser valiente, no creo que sea la ausencia de miedo.
Para mi es valiente aquella persona que tiene miedos, como todos, que duda antes de tomar una decisión, que se equivoca y se da cuenta de ello. Se trata en pensar en tus propios errores hasta llegar a no considerarlos errores (porque si hiciste algo fue porque querías y no tienes porque tratar de justificar tus decisiones).
Creo que las personas realmente valientes son aquellas que, a pesar de estar completamente atemorizadas, tienen fuerza para vivir e ignorar sus cicatrices, a pesar de saber como llegaron a marcar su cuerpo.


viernes, 28 de febrero de 2014

"After plaid shirt days and nights when you made me your own"

Sé que es una tontería, pero a veces necesitas actuar de cierta manera para evitar hacerte daño a ti mismo. Y te decantas por la opción que en ese preciso instante te parece mejor.
Es como ese conflicto que sientes cuando quieres volver a tener a alguien en tu vida, quieres recuperar a esa persona, pero sabes que no puedes. Y sencillamente no puedes porque sabes que probablemente no soportarías pasar por ese final otra vez, porque no quieres pasar de nuevo por aquello que te llevó a distanciarte de esa persona.
Y te sientas y te preguntas donde estará, como debe irle, y si debe pensar en ti en algún momento. Y casi coges el teléfono para llamarle, pero no lo haces.
Y en lugar de eso, escribes sobre ello. Pero no sobre lo que sientes, sino sobre lo ocurrido.

Ese es el momento en que te das cuenta de que echas de menos "echar de menos a esa persona" del mismo modo en que lo hacías antes, siendo consciente de que ya no volverá a ser lo mismo.



jueves, 6 de febrero de 2014

"Casi", nunca es suficiente

Debo admitir(te) que anoche no podía dormirme pensando en esas cosas. Recordando como alguien (de esas personas que en algún momento formaron parte de mi vida) me dijo una vez que si no luchaba por cierta persona, acabaría perdiéndola. Y cada vez que pienso en ello, respaldo menos esa opinión.
Yo no creo que consista en esforzarte por mantener a cierta persona a tu lado, no consiste en luchar por algo que no debería tener dueño. Ni siquiera creo que debas tratar de quedarte, si alguien no se está esforzando por mantenerte a su lado.
Tal vez se trate de egoísmo, o simplemente de orgullo. De quererse más a uno mismo que al resto.
Todavía recuerdo el día en que me dijiste que había idealizado el amor y que por eso mismo le tenía miedo. Dijiste que si le tenía miedo, era porque no había conocido a nadie que me hiciese querer creer en un siempre. Y aunque siga sin creer en un "para siempre", me hubiese gustado que tu hubieses sido para toda la vida (porque no es justo que toda una vida fuesen solo 21 años para ti).
Ya sabes que siempre me parece mucho tiempo, demasiado, que para mi es algo grande. Como amar. Como estremecerse. Como expresarse en un silencio. Y no es que tenga miedo a esas sensaciones, es solo que me da recelo acostumbrarme a ellas, y que luego me falten (porque con que me faltes tú: ya es suficiente).

Llámame cobarde si quieres.



sábado, 18 de enero de 2014

Lo prometido es deuda

Dijo:
"Lo he estado leyendo, y debo reconocer que ha sido una experiencia realmente agridulce. Era como hojear un álbum de fotos, verlo todo desde una perspectiva distinta a la mía, pero a la vez muy similar.
Ha estado bien. Ha sido mucho más maduro de lo que creía, observar la historia de algo maravilloso que se contagió de la distancia y del tiempo, y terminó siendo un sentimiento lo suficientemente duro como para doler (como para que ambas partes de la historia se hiciesen daño).
Pero una de las partes resultó captar la historia de un modo distinto y ser capaz de escribirla."

Y tal vez algún día se reescriba.

domingo, 12 de enero de 2014

Reflexión

Realmente no puedo decir que recuerde todas las primeras veces que he vivido, ni tampoco las primeras impresiones cuando conocí a algunas de las personas que hoy considero más importantes, y en el caso de la mayoría de ellas, es porque no soy capaz de recordar momentos en que todavía no formasen parte de mi vida.
Porque la mayoría de personas que conocemos, si han llegado a importarnos, nos cambian, para bien o para mal. Y yo, siguiendo con mi habitual tozudez, me empeño en creerlo, porque me gusta pensar en que he dejado una pequeña huella en la historia de las personas que me importan.
Todavía recuerdo cuando me dijeron que no era la distancia quien separaba a las personas, y no fue hasta mucho después cuando me oprimió la realidad de esas palabras. Pero debo admitir que me alegra que tuviesen razón, y que la distancia no importe mientras nada cambie con esa persona.



-Sin embargo, en ocasiones es inútil luchar por intentar seguir manteniendo a alguien en tu vida, cuando dejó de formar parte de ella mucho tiempo atrás.-