miércoles, 23 de diciembre de 2015

I see truth somewhere in your eyes

Abrí los ojos de golpe. Asustado. Sin saber dónde estaba.
Un escalofrío recorrió mi columna y miré el reloj. Las 3 de la madrugada siempre han sido una hora extraña: demasiado tarde para dormir juntos, demasiado pronto para despertarme solo.
Hay ocasiones en que te sientes ridículamente solo, frío, nostálgico. Y esa era una de ellas.
Tras las cortinas la ciudad seguía despierta. Abrí la ventana y me encendí un cigarro, recordando aquella ocasión en que se sorprendieron viéndome fumar y me sorprendí a mi mismo respondiendo que sólo lo hacía en ocasiones especiales, sin saber definir que entendía por especial.
Sonó el teléfono de repente y una corriente eléctrica recorrió mis dedos al contacto con su fría superficie. En ocasiones esperas algo con tanta intensidad que te sorprende cuando ocurre, o crees que es tan poco probable que te parece poco creíble que ocurra.
Tres palabras fueron suficientes.
Recogí mi maleta y me dirigí al aeropuerto, tras echar un último vistazo a la habitación antes de cerrar la puerta.
Sonreí para mis adentros. Nunca me había sentido tan libre.